jueves, 8 de marzo de 2012

8/ Marzo

Te detienes de repente y detienes así tu mundo, todo lo que te rodea desaparece.
Cierras los ojos y sientes que todo ha perdido el sentido.
Late con fuerza ese cansado corazón que sigue en pie gracias a los recuerdos.
Te dejas caer al amparo del minutero de ese reloj que te recuerda que cada segundo desprende un poquito de felicidad. Felicidad que se desliza como aire entre tus dedos.
Pero pese a la fragilidad que existe a tu alrededor te sientes fuerte, capaz de volver a soñar.
Te detienes de repente y notas una extraña sensación en tu pecho imposible de describir. Es una sensación de agobio y felicidad al mismo tiempo. Una fuerza que te eleva hasta lo más alto, te detiene unos segundos suspendido y después.. después te suelta de repente.
Todo gira, todo cambia con cada movimiento del minutero de ese reloj. Escuchas sus latidos, el segundero parece no detenerse.
Respiras hondo y te das cuenta que lo único que puedes hacer es sonreír con cada momento, con cada gesto de cariño, con cada palabra que desprende el futuro.
Cierras los ojos y sientes como pasan los segundos, los minutos, no importa porque no se trata de detener el mundo, de parar las horas, se trata de parar TU mundo y dar gracias por tantas cosas.

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