Un miedo enigmático te persigue recordándote que las sombras pueden mentirte.
Sientes miedo a veces, un miedo que recorre cada centímetro de tu piel y te recuerda que el pasado sigue atormentando tu presente.
Sientes que nada importa, que solo necesitas a esa persona tan especial, nada más. Que solo necesitas sus abrazos, sus palabras y sus sonrisas para sentirte la persona más feliz del mundo.
Solo quieres mirar a los ojos y sentir que el silencio te roza la piel, que cada palabra pasa por los momentos que un día dejaste abandonados en el pasado.
Palabras que sienten, sonrisas que esconden cada paso que diste.
Miras al horizonte y descubres una brisa leve que te roza sin querer la piel. Una brisa que acaricia un corazón débil, cansado de luchar.
Recuerdos que llegan y se detienen en lo mas profundo de tu ser.
Y entre tanta fantasía enrevesada aparecen personas que sostienen tu mundo. Que lo llenan de luz y lo transforman haciendo que pienses "todo ira bien"
Pero después de tantos segundos en los que se detuvo el tiempo, te das cuenta que nadie conseguirá sostenerlo para siempre, que eres tu quien debe coger fuerzas, mirar fijamente al futuro y no tener miedo a lo que puedas sentir, a lo que vendrá.
"Y comprendí que el tiempo no hace amigos..."
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